¿Cuáles son las causas?

Además del proceso de dentición que ya hemos comentado, pueden existir otras causas de tipo emocional que hacen que nuestro hijo rechine los dientes: una de las más habituales es el estrés relacionado con una excesiva carga de trabajo, pero también otras cuestiones como una separación de los padres, mudanzas, hiperactividad, nacimiento de un hermano, alteraciones del sueño o otros cambios en la vida diaria.

¿Cuáles son las soluciones?

Debemos valorar las situaciones descritas anteriormente, es decir, si el niño se encuentra en alguna situación que le cause ansiedad y también si el bruxismo es ocasional o permanente. Una solución es la colocación de una férula de descarga, que ayudará al pequeño a paliar los daños durante la noche. No obstante, lo mejor es conseguir que se relaje, para lo cual deberíamos trabajar con terapias antiestrés.

¿Qué podemos hacer en casa?

Nos podemos ayudar de pequeñas cosas como un baño antes de ir a dormir, tomar un vaso de leche, leerle un cuento o escuchar música relajante. Intentaremos prescindir de dispositivos y pantallas al menos durante dos horas antes de ir a dormir y evitaremos que el niño se vaya a la cama preocupado o enfadado.